Tras el desconcierto, ración doble de turbaciones. Las provocadas al saber que Plácido Domingo y el sindicato de artistas que en sustitución de un tribunal «investigaba» las acusaciones por acoso sexual contra el tenor habían negociado un acuerdo de medio millón de dólares. A cambio el sindicato se comprometía a no divulgar sus informes y conclusiones. El pacto, al que tuvo acceso el New York Times, habría quedado invalidado después de ser filtrado a la prensa. Según el rotativo neoyorquino el Sindicato de Artistas Musicales de Estados Unidos, AGMA, reconocía en un correo electrónico interno, firmado por Leonard Egert, director ejecutivo del sindicato, y Raymond Menard, presidente, que dada la «flagrante violación de la confidencialidad el abogado de Domingo retiró el acuerdo, que se basaba expresamente en la promesa de AGMA de mantener la confidencialidad sobre los detalles del informe de investigación». Poco después el sindicato negaba la mayor. A través de un comunicado afirma que la multa, «la mayor jamás impuesta a un miembro del sindicato», «NO fue a cambio del silencio de AGMA ni de ningún «acuerdo secreto»». Antes al contrario «la multa potencial formaba parte de una serie de medidas propuestas para resolver la posible disciplina sindical interna que incluía: una suspensión prolongada; entrenamiento / entrenamiento obligatorio; y una sincera disculpa pública». Imposible dilucidar si la exigencia de una «sincera disculpa pública» explica el abracadabrante comunicado remitido por Plácido Domingo esta misma semana. Un papel en el que parece buscar congraciarse con sus acusadores al tiempo que pide disculpas por nadie sabe exactamente qué. Un papel embarullado. Donde el artista en ningún momento reconoce haber cometido algo ni lejanamente parecido al acoso sexual. Donde nada y guarda la ropa y, fiel al signo de los tiempos y las peticiones de ordalías y juicios en la plaza pública, pide perdón, mucho perdón, no sea que alguien se sintiera mal. A resultas del papelote el mundo de la ópera acumula ya nuevas suspensiones y vetos. Según el sindicato AGMA su «investigación interna confirmó las acusaciones contra el señor Domingo. AGMA está en el proceso de determinar la acción apropiada que envía dos mensajes claros: 1) AGMA no tolerará este comportamiento y 2) estamos liderando un esfuerzo nacional para eliminar el acoso sexual dentro de nuestras industrias». De momento nadie ha denunciado el que una empresa, toda vez conocido un supuesto comportamiento delictivo, haya renunciado a acudir a los tribunales y que, luego de realizar una «investigación interna» con sabe dios qué garantías y qué derechos reconocidos al acusado, condene a un trabajador y le exija nada menos que medio millón de dólares. Como si dijéramos que los jefes de personal son los nuevos investigadores, fiscales y jueces y el todopoderoso departamento de recursos humanos opera ya en orwelliana y corporativa sustitución de los tribunales de lo social, penal, etc.

Julio Valdeón

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