El verano, tan sobrevalorado como la juventud y otras jeremiadas sentimentales, tiene sus cosas buenas. Entre otras la lluvia de asteroides. O la siempre añorada caricia del mar y su tequila de sal. Luego hay sucesos que, por infrecuentes y excelsos, resultan imperdibles. Uno de ellos tendrá lugar en Fuente Olmedo, al sur de la provincia de Valladolid, el próximo 11 de agosto. Cuando la actriz Patricia Jacas, en formidable monólogo, haga De una soledad muy parecida a la felicidad. El tremendo texto encapsulado a partir de la premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich y su devastador mosaico a partir del hundimiento de la URSS. Del libro comentó el gran Manuel Sarabia que «transcribe las numerosísimas conversaciones que sostuvo entre 1991 y 2012, con todo tipo de gente, y que dan cuenta del fin de una época, del acabamiento del régimen soviético (de la “época soviética”) y la mutación del mundo que vivieron tantos millones de personas». De la obra de Jacas, cuyo exuberante y arrasador talento es de largo el secreto más espectacular de la temporada teatral en una Barcelona sedienta de buenas noticias, escribió Albert Boadella que «allí sucedían cosas más allá del puro teatro. Era algo más que una interpretación. Era la asunción del personaje en vivo en aquel preciso momento. Como si no hubiera ensayado (…) Hay momentos en que el teatro desaparece para dar paso a una transmutación de efecto real. Ayer sucedió este destello tan poco frecuente». Que encima la actriz y su familia hayan mantenido un comportamiento de una decencia resplandeciente en la claustrofóbica Cataluña del nacionalismo obligatorio, multiplican las razones para asistir. Excelencia artística en grado superlativo y un conmovedor y feroz coraje cívico. Compromiso y talento. ¿Alguien da más?