Mañana, domingo 8, hay manifestación en tu ciudad. Bien sabes, o deberías, que Barcelona es tuya. Y que en esa ciudad, chaval, te juegas la democracia. Aquel invento griego, antiguo y raro, que circula contra las tempestades populistas y las galernas del odio. Mañana, en veinticuatro horas, miles de españoles, y entre ellos miles de catalanes, saldrán a las calles en defensa de la Constitución. Cuarenta años de generoso experimento democrático y, también, de contumaz ingeniería social, chocan para aclarar que dejaremos a nuestros hijos. Si una nación solvente, anclada a Europa, de ciudadanos libres e iguales, o un avispero de taifas: los semejantes con sus semejantes y cada uno con su puta tribu; los disidentes en la gatera, castigados por antipatriotas, mientras la pestilencia (Arcadi Espada dixit) rampante y despeinada, entona la canción de un eterno verano que achicharre el futuro. Mañana, digo, los españoles tenemos la bella oportunidad de enterrar a Franco. Pero no como pretendía un tontito de ERC. A saber, dando sepultura a España y el régimen del 78. Se trata, mas bien, de borrar de una vez para siempre fantasmas de una dictadura que, todavía hoy, provoca delirios en algunas mentes mal organizadas. Verbigracia supersticiones tan estúpidas como creer que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado vienen a reprimirnos o que la rojigualda representa no sé qué tenebrosos rollos del 39. Mañana me voy a Barcelona. A la calle. A pasear y a cuerpo. Para evitar que unos fanáticos desguacen tus derechos políticos, y los míos, en nombre de unos extraños sortilegios que, cuentan, recibieron en la Prehistoria. Si no antes. Unos que les permiten ir por la vida ungidos de fabulosas regalías. Mañana, al fin, la España liberal e ilustrada, despierta del largo sueño para explicar a los fanáticos de la aldea que el mundo es grande y el futuro limpio, y que ya vale de reponer, con infame capricho, su sucio serial xenófobo. Basta de historia y de cuentos. Mañana, como en la canción de Cohen, renace la democracia.

Julio Valdeón

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