Como joven cronista escribí hace más de diez años un reportaje sobre los mendigos. Estuve en Cáritas, ya entonces fuerza motriz de la ayuda a los necesitados. En sus comedores encontré una mayoría de inmigrantes, muchos rumanos, forajidos del hambre puestos en fila para recibir una escudilla de sopa y algo de cariño. Me conmocionó comprobar que en la España asomada al nuevo milenio persistía una bolsa de pobreza medieval, que luego desplegaba sus chancros, muñones y lágrimas por los pórticos de la gloria. Hoy, abril de 2013, la situación es mucho peor. Según la memoria anual de Cáritas, sus servicios de orientación laboral ya atienden a tantos extranjeros como españoles. En concreto los segundos han saltado del 25% en 2009 al 48% el pasado año. En 2011 sólo el 15% tenía estudios de secundaria o superiores. En 2012 la cifra alcanza ya el 24%, con un 5% de universitarios.
Para el coordinador del Equipo de Promoción de Derechos y Economía Solidaria de Cáritas, Feliz Miguel Sánchez, «la mancha de aceite sigue creciendo y cada vez afecta a más sectores de la sociedad». Aparte, «La falta de formación no es el principal problema de los parados, sino la falta de oferta, de sistema productivo y de actividad económica». Coloque sus palabras junto a los datos aportados por el Gobierno: la tasa de paro crecerá aún más en 2013. Ya admite que al terminar la legislatura será tres puntos superior a la que recibieron cuando llegó a Moncloa. Si la economía pasará a contraerse un 1,3% en 2013, frente al 0,5% anunciado, y la deuda pública será del 99,8% en 2016, disfrutaremos de la tormenta perfecta. Ah, conviene callar respecto a la herencia recibida: mejor no añadan ridículo al naufragio. Y disculpen el estilo notarial. ¿Saben?, los obituarios visten mejor con prosa deshuesada.