Eva Amaral y Juan Aguirre, que presentan estos días su estupendo Hacia lo salvaje, su nuevo disco, son gente cabal que honra a sus mayores. Nunca esconden sus influencias, los discos y artistas, de The Cure a la Velvet, que cimentaron su amor a la música. Entre otros maestros citan siempre a Pentagle. ¡Sabia elección! Evanescente grupo de folk británico, el grupazo de Berth Jansch, Jacqui McShee, John Rebourn, Danny Thompson y Terry Coxx facturó discos de una belleza arrebatadora. Las guitarras de Jansch -que también ejercía como vocalista junto a McShee- y Rebourn creaban una dinámica deslumbrante. Si Wood & Richards, de los Stones, claro, fue la pareja que mejor supo complementarse a las seis cuerdas, intercambiar gomosos disparos, superponer riffs, en el rock and roll, Jansch y su socio fueron el equivalente cósmico, entre medieval y airado, embriagador, del folk de finales de los sesenta. Hoy lloramos que ayer falleció Jansch, a los sesenta y siete años. La respuesta británica, o mejor escocesa, al folk dylanita, así como el pop bañado por cristales candentes y estribillos de un lánguido embrujo, pierde así a uno de los más grandes.
Había nacido en Glasgow, Escocia, en 1943. De ascendencia alemana, pronto desarrolló una portentosa habilidad a la guitarra. Hasta 1963 recorrió Europa, viviendo de gorra, tocando en los bares, planeando como demonios asaltar los cielos. De vuelta a Inglaterra, tras un matrimonio que duró menos de dos meses, se instaló en Londres. Allí entró en contacto con la escena folk del momento, que incluía a Davey Graham. Tras grabar un primer disco que resultó un modesto éxito, formó Pentangle con Renbourn y cía. Emisarios de una sensibilidad trágica, entre 1968 y 1973 alcanzaron el reconocimiento del público y también, acaso más decisivo, generaron una corriente de grumetes que en su estela abrazaron sus paradigmas musicales. Aunque el calendario se les llenó de promociones, giras y bolos, Jansch siguió facturando música en solitario.
Su carrera sin Pentangle fue guadianesca, lejos ya del ámbito comercial pero sin cesar de producir obras. Junto a Rod Clements, Pick Whithers y Mike Piggot grabó A rare conodrum. Con Albert Lee, conocido como Mr. Telecaster por sus poderes a la Fender, Heartbreak. Todos sumaban a un canon en perpetuo crecimiento. A partir de 1980 se reunió con Pentangle, si bien algunos de los miembros originales pronto abandonaron el barco y sólo él y Jacqui se mantuvieron firmes en la aventura, hasta el directo de mediados de los noventa, que colocaba un epílogo al sueño. Bebedor rehabilitado, los últimos años lo encontraron peleando contra la enfermedad, tocando en cuanto su averiado corazón de hojadelata se lo permitía y recibiendo el cariño de seguidores como los Chemical Brothers. De Neil Young, para el quien ejerció como telonero, a Paul Simon, todos reconocían su magisterio, su rara sensibilidad, el fundido en plata que lloraban sus melancólicas tonadas.
Volvemos al principio. Todo los seguidores de Amaral harían bien en seguir las pistas que dejan sus ídolos y hacerse con un disco de Pentagle, por ejemplo Basket of light. Como explico un día Jagger, y parafraseo de memoria, está muy bien que compren nuestros discos, pero no entiendo que no hagan lo propio con los originales, con Muddy, Howlin´ y el resto, que son los tipos de los que aprendimos. Lo mismo puede decirse de la obra de Jansch. Un caramelo que aguarda para postrarse, admirados ante unas melodías que nacen sin mayor esfuerzo, como quien abre el grifo para sacarle brillo al alma.