Vuelve Thomas Pynchon, el genio sin retrato: la última foto suya conocida es de 1957. Lo hace con Inherent vice, novela negra personalísima. Su protagonista, el detective privado Doc Sportello, se pasa una parte de la narración bajo una nube de hierba; la otra, con un puñado de ácidos en el estómago. Y mientras, a su alrededor, explota Los Ángeles.

En la puerta del despacho de Sportello cuelga un cartelón que reza «LSD», iniciales en inglés de Localización, Vigilancia, Detención (Location, Surveillance, Detection), aunque el propio Doc confiese que las siglas son más apropiadas para describir sus gustos. Para promocionar Inherent vice la editorial Penguin Books lanza un trailer en el que una voz ronca, que recuerda a la de Jeff Bridges en El gran Lebowski, rememora los colocones de finales de los 70. La gran noticia, confirmada por el propio editor, es que la voz del anuncio es la del mismísimo Pynchon quien, guasón y gamberro, bromea hasta con el precio del libro: «Inherent vice, Penguin Press. 27,99 dólares. ¿27,99? ¿De verdad? Eso solían ser… ¡tres semanas de comida, tío!». Propulsada en su trama por la aparición de una explosiva dama, como mandan los cánones del género, la novela lo mismo homenajea a sus amyores (de Howard Hawks y John Huston a Dashiell Hammett o Raymond Chandler) que a los héroes pulp de Tarantino o James Ellroy. E, igual que Ellroy en Asesino en la carretera, demuestra en Inherent vice que el sueño de los 60 murió con la aparición de la Familia Manson. Ningún personaje flota con más convicción por las páginas del libro que Charles, aquel psicópata que ordenó los asesinatos de Sharon Tate y otras seis personas. El loco de la esvástica en la frente tose en la sombra. Azuza a sus seguidoras femeninas para que se prostituyan en los clubs de moda. Organiza seminarios pornográficos donde el misticismo desemboca en lavado de cerebro. Riendo mientras recita Helter skelter, la canción que, según Manson, anuncia el apocalipsis.

Enamorado de la vieja vida bohemia, playera y colgada de aquella época, Pynchon ha construido una trama vertiginosa. Plagada, marca de la casa, de referencias pop, tipos con nombres imposibles, especuladores, polizontes vendidos, surfistas dopados, radicales de todo pelaje, fumadores a tiempo completo de ganja y activistas empeñados en traer la revolución. Por debajo avanza un ejército de vicios inconfesables, violencia y muerte. Al cabo, Inherent vice entierra los días en los que el escritor atisbó la felicidad, su paraíso hippy estrangulado por el terremoto homicida de Manson y certificado ese mismo año en Altamont, el concierto de los Rolling Stones que iba a ser la respuesta californiana a Woodstock y acabó con un espectador asesinado a manos de los Ángeles del Infierno. Y es que Inherent vice tiene mucho de autobiográfica. Está ambientada en Gordita Beach, una comunidad ficticia que, según Los Angeles Times, recuerda a Manhattan Beach, donde el propio autor vivió hace 40 años y donde tuvo de vecinos a los Beach Boys. No es casual que Dennis Wilson, uno de los puntales del grupo, estuviera fascinado durante un tiempo con Manson. Con él llegó a colaborar, hasta el punto de que una canción compuesta por el psicópata (Cease to exist) apareció en un disco de los Beach Boys (con el título de Never learn not to love). Nada de esto le es ajeno a Pynchon, que ajusta cuentas, entre monóxido y disparos, con su juventud.

APOYO
Es sabido: Thomas Pynchon es un autor pop, hijo de la misma cultura que alumbró ‘Pet sounds’. Por eso, ‘Inherent vice’ rezuma títulos y letras de canciones (reales y ficticias). Ahora Pynchon añade el extra de una banda sonora. A través de Amazon el autor ha distribuido una lista de 43 canciones para ‘oír al leer’. Por supuesto, están los Beach Boys, algo de psicodelia (Pink Floyd), iconos californianos (The Doors), grupos instrumentales (los británicos The Tornados), exóticos apuntes mediterráneos (‘Volare’ de Domenico Modugno), clásicos (Frank Sinatra), obviedades (Beatles, Rolling Stones) y leyendas del country (Roy Rogers). Una idea, la de la banda sonora, que la próxima novela de Nick Cave llevará todavía más lejos. Cuentan en Amazon que en el formato de libro electrónico de la obra añadirán, además de algunos pasajes narrados por el propio Cave, canciones originales compuestas para la ocasión por el líder de los Bad Seeds.

Julio Valdeón

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