Hablemos de cosas serias. Contemos que el musicólogo y crítico Charles Thomas Gillett ha fallecido a la edad de 68 años. El síndrome de Strauss, que contrajo hace un lustro, acabó con la brillante carrera del más generoso e inquieto entre los escritores musicales británicos, pionero en proponer nuevas mitologías más allá de los sonidos habituales. Cuesta entender la importancia de un hombre así en un país como el nuestro, donde los mejores críticos han braceado contra una corriente de lamentable indiferencia y en el que la cultura musical puntúa bajo cero, sospechosa de feble para unos intelectuales arteroscleróticos e ignorada por unas televisiones que prefieren solazarse con fenómenos escatológicos. Sin Gillett, difícilmente hablaríamos de world music, afortunada etiqueta que a partir de mediados de los 80 nos descubrió que había enormes artistas en otras latitudes y que África, por ejemplo, era un glorioso semillero de talentos.

Gillett había nacido en Morecambe (Lancashire, Inglaterra). Tras licenciarse en Económicas, viajó a Nueva York para escribir su tesis doctoral, germen de la canónica The sound of the city: The rise of Rock and Roll (Historia del Rock. El sonido de la ciudad). Publicado en 1970, aquel erudito y complejo libro ponía en relación todos los elementos que alimentaron el fascinante mecano del rock and roll, los sellos independientes, los grandes nombres, los estilos pioneros, etc., fijando 15 años de historia sin caer en el error mortal del academicismo. En el volumen Gillett demostraba que es posible escribir de rock and roll, blues o country con una prosa preñada de conocimientos y al mismo tiempo estimulante, entre el rigor del historiador y las aportaciones estilísticas con las que Norman Mailer o Tom Wolfe revitalizaron el periodismo. Una memorable generación -Diego A. Manrique, Jaime Gonzalo, Ignacio Juliá, Santi Carrillo, Luis Lapuente, etc.- echaría los dientes nutriéndose de la eclosión que abanderaron Gillett y compañía. Por no hablar de la radio. Desde 1970, cuando fichó por la BBC, desarrolló una carrera ante el micrófono que lo llevó, primero, a descubrir a Dire Straits (pinchó Sultans of swing antes que nadie), Elvis Costello, Graham Parker o Ian Dury.

A partir de 1983, Gillett colocó el foco en territorios menos transitados. Fruto de ese viraje nacería su programa de radio en Capitol, Foreign affair, en el que Senegal y Costa de Marfil, Brasil o Cuba tomaban el relevo de Chicago o Londres. Sus mejores descubrimientos acababan anualmente en una recopilación que alcanzó los 10 volúmenes. El último se publicó en 2009.

Julio Valdeón

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