Al sanatorio de Hacienda acuden cada semana los consejeros de economía como los antiguos opositores a cátedras de Instituto, acojonados ante la previsible metralleta. Quien más quien menos ha metido el serrucho y todos recortan. Habíamos empezado a creernos ricos, lástima. Ahora resulta que volvemos al ominoso callejeo, ciegos de hambre, mendigando igual que los cromañones de los que hablaba Umbral, aquellos que «vivían de robar la gallina, trajelar el traje y entrar y salir de Carabanchel como de una cura de aguas». Vuelve la compra/venta de burros, el televisor en blanco y negro y a plazos, el tufo a col o repollo, la sopa de los muertos, la carcoma y el peregrinaje a besar llagas de Santos, únicos que pueden interceder por nosotros ahora que de Marx ya no queda ni Groucho.

Hasta 859 millones tricotará Castilla y León para hacer frente al déficit. Con la intención de tranquilizar a unos inversores que no son sólo corsarios. También hay fulanos en, digamos, Santa Cruz, California: son los que invierten las pensiones de unos jubilados y saben que, si se sfuman, acabarán como cebo de tiburones. Lógicamente, huyen, quién no, de un país con sus bancos y cajas ciegos de ladrillo, dopados de balances falsos como la falsa moneda que de mano en mano va etcétera. Entre tanto dos economistas han presentado La economía de la provincia de Valladolid. Que no será muy distinta, en términos depresivos, de la del resto. Lean y lloren. El 92% de las empresas tiene un nivel tecnológico muy bajo, el 50% carece de trabajadores, el 99,2% emplea a menos de cincuenta… Tecnología: «Conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico». La llave del futuro, la espada láser para espantar fantasmas, no es una cura bendita sino luz y electricidad, inteligencia y diseño. No llegarán con el crédito tieso. Por eso más nos vale que Pilar del Olmo acierte con la maldita tijera. Líricos, calaveras y esnobs, creíamos que la tecnología era un barbarismo industrial. Hemos comprendido tarde que de seguir así sólo destacaremos en la elaboración de bifaces. Listos para la caza tras haber repintado las paredes del dormitorio con bisontes.

Julio Valdeón

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